Hay pérdidas progresivas. Nos van desgarrando por dentro poco a poco y con ese mismo ritmo intentamos ir reponiéndonos. Enfermedades que conllevan un deterioro imparable, una distancia íntima, una lejanía insospechada, recibir un mal pronóstico, cuidar a quien ya no puede curarse. Duelos anticipados que después no nos ahorrarán el dolor de la última despedida. […]

Adiós… Hola
Contenido exclusivo para usuarios registrados
Debes iniciar sesión para ver el contenido completo de este artículo.