Genios diversos (III)
Abordamos en esta entrada grandes personajes de la creación artística y de la ciencia, en los siglos XX y XXI, que conviven con algún tipo de diversidad funcional.
Bases para el futuro
Nuestro Premio Nobel de Literatura, Juan Ramón Jiménez (1881-1958), autor de Arias tristes, Elegías o Platero y yo –etapa sensitiva–, Diario de un poeta recién casado o La Estación Total –etapa intelectual–, En el otro costado y Dios deseado y deseante –etapa sensitiva–, sufría una hiperestesia ya apuntada por Rubén Darío, hoy cercana a la alta sensibilidad, desde muy joven, cuando les embargasen los bienes familiares. Traductor, profesor y ante todo poeta, su exilio motivado por la guerra civil, repetidas hospitalizaciones y el fallecimiento de su esposa, Zenobia Camprubi, no le permitirían abandonar su ya perpetua torre de marfil.
Christy Brown (1932-1981) es un escritor y pintor irlandés con parálisis cerebral infantil. Décimo de trece hermanos supervivientes –de los veintidós en una familia profundamente católica–. Su madre y el Dr. Robert Collis, St. Brendan’s College, serían claves en su formación y desarrollo personal. Entre sus libros, Mi pie izquierdo, autobiográfico y homónimo de la película merecedora de varios Premios Óscar, Down, todos los días, Salvajemente crecen los lirios y Una carrera prometedora. Tras varios amores platónicos, contrae matrimonio con secretaria asistenta Beth Moore. Siguiendo la “corriente de la conciencia” capta el ambiente de Dublín, con sentido del humor, dominio del lenguaje y una acertada descripción de los personajes.
Contemporáneo en el tiempo, Arnulf Erich Stegman (Alemania, 1912-1984) creaba la Asociación de Pintores con la Boca –APBP–, reuniendo a artistas de 75 países bajo el lema “Sin pena, por favor”. Afectado por la poliomelitis, la calidad de estas obras no era inferior ni superior a la de cualquier pintor con vocación y sin discapacidad, y es posible que muchos todavía recordemos a socios o representantes visitando nuestras casas, especialmente en fechas navideñas.
Mucho más joven el artista plástico John Bramblitt (Texas, EE. UU., 1971). Un ataque epiléptico lo dejaría ciego a los 30 años, es de los mejores. Explica su pintura: “El blanco es consistente como la pasta dental, el siena es grumoso como la jalea, y el negro es líquido como el aceite”. Gilles Tréhin (Francia, 1972) es creado de la ciudad imaginaria «Urville» y autor del libro de igual título. Su diversidad, Autismo (TEA) y Síndrome del Sabio, según Darold Treffert.
La revolución científica
¿Quién no conoce a Stephen W. Hawking? Nacido en Oxford en 1942 y fallecido en Cambridge en 2018, el mal de Lou Gehrig –en su caso una variante de ELA– no le impide desarrollar una imprescindible carrera como astrofísico y cosmólogo. El Big-Bang, peculiaridades espaciotemporales, en colaboración con Roger Penrose, y el descubrimiento de los agujeros negros como emisores de energía, unirían la teoría de la relatividad general y la física cuántica. Sus obras, Breve historia del tiempo o El universo en una cáscara de nuez, se convertirían en auténticos best sellers; junto a sus debates sobre la existencia o no de Dios y el futuro del planeta.
Menos conocido por la gran mayoría, John Forbes Nash (EE. UU. 1928-2015), matemático, físico y economista, que, desde temprana edad, dominaba la teoría de juegos, la geometría diferencial y las ecuaciones parciales diferenciales. La esquizofrenia paranoide no logra frenar sus brillantes trabajos y clases universitarias. La química o la física cuántica, las estrategias militares, la biología evolutiva o las relaciones laborales, son algunos campos de influencia. Premio Nobel de Economía 1994, la película “Una mente maravillosa” narra su biografía. Y es que el cerebro humano puede ser imparable.
¿Se puede escuchar a las estrellas? La doctora en astrofísica Wanda Díaz Merced (Puerto Rico, 1982) ha demostrado que sí. Soñaba ser astronauta, y la retinopatía diabética que la deja ciega no le impidió seguir con sus estudios. Tras doctorarse en el Laboratorio de Heliofísica del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA y trabajar con el Centro Smithsonian de Astrofísica de la Universidad de Harvard, ahora lo hace en el Observatorio Astronómico de Sudáfrica –Ciudad del Cabo–, donde, junto a su equipo, desarrolla la ciencia de la sonificación: traducir en levísimos sonidos los datos numéricos y las ondas que emiten las estrellas. No es ciencia ficción, sino física de los astros.
Otra mujer investigadora, invidente de nacimiento, es Jordyn Castor (1996). Ingeniera de Telecomunicaciones, es jefa del Departamento de Diseño y Accesibilidad de Apple. Se trata de facilitar las nuevas tecnologías a niños y jóvenes ciegos, mediante sistemas de voz; por ejemplo, decir la hora a través de las vibraciones del reloj.
Escalador, ingeniero, profesos doctor en biofísica, Hugh Herr (EE. UU.) se haría célebre cuando, a raíz de la amputación de sus dos piernas a consecuencia de la práctica de su deporte favorito, desarrollase unas prótesis biónicas cada vez más desarrolladas. Premio Princesa de Asturias 2016, afirma entre la ironía y la certeza: “los seres humanos no se rompen, es la tecnología la que es insuficiente y hay que mejorarla”.
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