La verdad es que yo no quería ir, ¡no quería que me llevaran! Estaba harto de intentarlo una y otra vez. Había probado de todo, pero no conseguía ponerme en pie y caminar. La parálisis de mis piernas había acabado con mis años de correrías, trabajo y encuentros, pero, sobre todo, con mi esperanza y […]

(Mc 2,3-12)
¡Bendita red de sanación!
Contenido exclusivo para usuarios registrados
Debes iniciar sesión para ver el contenido completo de este artículo.