En junio de 2022 se cumplió un año de la LORE, la ley que regula la eutanasia en España. Más allá de las polémicas, las oposiciones u opiniones a favor, es una ley que está en vigor.
Objeción de conciencia
Para los médicos, cabe la objeción de conciencia. Un tema para pensar. Si somos objetores, no significa que abandonemos a la persona que solicita la eutanasia. Se puede ser objetor al acto de administrar las sustancias que provocan la muerte deliberada y directamente. Se puede no estar de acuerdo con el solicitante. Sin embargo, nuestro deber es no abandonar a la persona hasta su fallecimiento. Es decir, ser objetor es para un acto en concreto, no para la presencia y acompañamiento a la persona.
El proceso de morir
Nos da miedo afrontar la muerte, cómo no. Esperamos que el miedo no sea tan paralizante que no nos deje pensar, al menos mientras llega una situación irreversible. Pensar, que es la capacidad que nos permite ejercer la libertad. La cultura en la que estamos inmersos nos lleva a decir: “soy dueño o dueña de mi vida hasta el final”. Pero que esta afirmación no nos cierre a otra posible: “quiero vivir la muerte”, sin síntomas indeseables, pero vivirla, también como acto supremo de autonomía.
Quizá el reto pasa por acompañar a las personas a las que atendemos, a sus familias, a los propios profesionales, a abrir la mirada, a tomar decisiones en las que de verdad seamos más libres, poniendo en solfa los sesgos culturales que tanto nos condicionan.
(fotografía, cortesía de medicosypacientes.com)
Rosa María Belda Moreno