Análisis en clave humanizadora
Continuamos con el análisis del documento Sembradores de Esperanza. En el capítulo 1, se hace un análisis de las condiciones sociales que propician el debate sobre la eutanasia, suicidio asistido y muerte digna.
Una cuestión que me parece especialmente oportuna es considerar que este debate tiene una raíz netamente antropológica, no médica, pues tiene que ver con la concepción de persona, el sentido al sufrimiento y cómo se engarza en el recorrido vital de las personas.
Clave médica
El debate se traslada al ámbito médico porque la mayoría de las situaciones en las que se reclama son situaciones que tienen como trasfondo enfermedad grave, incurable y muy limitante.
En el documento se expone la presentación de algunas campañas mediáticas, como la presentación de casos límite, acompañado de un lenguaje que induce más a mover la afectividad, presentando a los defensores de la vida como retrógrados o fundamentalistas religiosos, que trata de imponer sus ideas al resto de la sociedad. A esto hay que añadir que, en no pocas ocasiones, las encuestas que se realizan hacen un planteamiento muy simplista del tema que facilita una respuesta favorable. Por ello se echan en falta debates rigurosos donde se pueda deliberar sobre todas las cuestiones que están en torno a esta cuestión.
Clave social
Por otro lado, los argumentos que se presentan en la sociedad, pretenden tener suficiente contundencia como para inducir a la ciudadanía a un planteamiento favorable: Sufrimiento insoportable, compasión, muerte digna, concepto de autonomía absoluta.
Los tres primeros argumentos presentan un planteamiento de la actuación sanitaria, carente de sensibilidad y de procurar el bien del paciente. Es cierto que la medicina no llega a resolver todas las situaciones, pero mantiene sus objetivos básicos de procurar el bien del enfermo. Para ello trata de controlar el sufrimiento con los medios disponibles; en general, los sanitarios no permanecen indiferentes al dolor, estar ante una persona que sufre induce a la compasión, si bien es cierto que no siempre se sigue de actuaciones acordes a la situación. El concepto de dignidad de vida que se equipara con calidad de vida, siendo este uno de sus componentes, no es determinante como único criterio.
Autonomía personal
El cuarto argumento tiene que ver con la autonomía personal, entendida como criterio absoluto para la toma de decisiones. La autonomía, en este contexto, es la base que fundamenta la dignidad de la persona. Pero la dignidad es un concepto previo y fundamente de la idea de persona y que no se pierde en personas de carecen de autonomía personal, como los niños, discapacitados, etc. Es cierto que la autonomía personal es una condición que determina actuaciones en todos los ámbitos de la vida, pero la autonomía total no es factible desde la consideración de la heteronomía del ser humano, hay una interdependencia que no se puede obviar.
Se resalta que el debate sobre la eutanasia es una cuestión actual, sin precedentes históricos, sin embargo, de una manera o de otra, se ha planteado a la largo de la historia, así se puede recoger del Juramento Hipocrático o en el planteamiento de Sir Francis Bacon.
¿Modernización?
Finalmente se reflexiona sobre si la aceptación de estas prácticas suponen un signo de civilización, equiparándolo a modernidad. En los debates sociales se induce a la idea que una sociedad civilizada es la que permite estas prácticas porque supone un reconocimiento de derechos de las personas a tomar sus decisiones en estas materias. Sin embargo, como resalta el propio documento, civilización puede ser trabajar por mejorar las condiciones de los enfermos mejorando el control de los síntomas, controlando los dolores, fomentando una actuación respetuosa con los enfermos y sus familiares y allegados, más que proponer este tipo de soluciones al final de la vida.
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