Este COVID-19 una enfermedad desconocida, que posiblemente nos va a llegar a todos de una u otra manera, y que cursa de forma semejante a otras enfermedades virales, por lo que vamos observando. Ya están en marcha la elaboración de las vacunas, ya hay fármacos en experimentación, así como las medidas para llevar a cabo que lo sanitario no esté tan colapsado. Ya se ha restringido nuestra libertad, lo que solo puede ocurrir en caso de fuerza mayor. O sea, toda la carne en el asador.
No es solo un virus
Pero no es solo un virus ni una alerta sanitaria, ni la declaración de un estado de alarma. Son las emociones que se remueven. Son las nuevas situaciones que se crean. Es el miedo, la inseguridad, la percepción de la propia vulnerabilidad, la angustia por el futuro, la sensación de falta de suelo, de incertidumbre máxima. Es que enfermo o amenazado, me tambaleo. Esto tiene lugar en mi carne, en mi personalidad, en medio de mis conflictos, en la zozobra de cada barco, en el barro nada heroico del que estamos hechos.
Y, ¿qué podemos hacer?
De las medidas generales de carácter más sanitario todos sabemos. Se repiten por activa y por pasiva. Pero en este espacio de salud breve también podemos convertir las palabra en acción y en medicina. Ahí van unos verbos:
– Apaciguar: se trata de contener y calmar. Escuchar los miedos y aplicar la medicina de la información veraz. Los profesionales de la salud que estamos en primera línea, tenemos además el deber de informarnos más, contrastar, dialogar con los colegas y ayudar a los ciudadanos a tranquilizarse, a disolver la angustia. A lo mejor así manejamos mejor la nuestra.
– Hacerse cargo: o sea, comprender al prójimo y asumir lo difícil que es para él o ella comportarse de un modo diferente al que deseamos. Nos decepciona el miedo que se convierte en huida, pero… así está ocurriendo, también. Tal vez, la asunción de nuestra condición vulnerable nos ayude a tender puentes con ellos y ellas, y a incorporar suavemente sus manos a la faena.
– Sacudir: el diccionario dice que es mover violentamente. Pero no queremos violencia sino movimiento, y movimiento intenso en estos tiempos difíciles y por eso usamos esta palabra. Se trata de mover conciencias, inspirar solidaridad, desvelar creatividades ocultas… ponernos en marcha, idear respuestas… que somos barro, pero no solo.
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