Curar, según el diccionario, es hacer desaparecer una enfermedad, una herida o un daño físico a una persona, un animal o un organismo.
¿Sanitarios artistas?
En el trabajo de cada día, los profesionales de la salud se esfuerzan en curar dolencias, o al menos, en paliar síntomas cuando no se puede erradicar por completo un mal.
A menudo, cuando vamos conociendo el oficio, nos damos cuenta que la medicina basada en la evidencia se queda corta cuando aplicamos un medicamento a una persona concreta. No digamos si estas personas son mayores y toman ya varios fármacos.
Si el “arte” supone desplegar habilidades, técnicas o principios para realizar una determinada actividad, entonces, “somos artistas”.
¿Sanitarios filósofos?
Y no solo artistas. Ante la realidad del ser humano que enferma, somos profesionales que reflexionan, que se hacen preguntas, que permanecen en búsqueda de sentido. Ante nosotros se presenta ese ser humano único e irrepetible que requiere toda nuestra atención, todo nuestro arte, toda nuestra capacidad de imaginar diferentes alternativas.
Hay que bajarse del burro, una vez más, para abandonar la prepotencia de la exactitud y reconocer que lo empírico no lo es todo y cada ser humano es un mundo.
También nosotros…
Los profesionales sanitarios somos también únicos e irrepetibles. Artistas, filósofos, sanadores. Para mirar integralmente a otros necesitamos despertar toda la riqueza del SER.
Rosa María Belda Moreno, médica.
(Imagen, Pixabay).