Nunca fue a la escuela. Desde niña se quedaba mirando las flores y sonreía. En la siega traía agua y cuando las muchachas trillaban, la Rufi daba vueltas junto al mulo y cantaba con voz entrecortada. Eran canciones que escuchaba a las mujeres en el lavadero: “Arroyo claro, fuente serena… quién te lavó el pañuelo, […]

La luz de Rufi
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