¿Ya estamos libres de COVID? ¿Cómo volver a la “normalidad”? ¿Se puede seguir mucho tiempo más sin viajes, disfrutes, besos y encuentros? ¿Sabemos claramente lo que está pasando y a qué atenernos?
No son números
Este tema del coronavirus nos cansa y nos aplasta. Desde la Ciencia Médica está claro que no hemos logrado aún detener con eficacia la propagación de un virus desconocido que ha causado en España cerca de 77.000 fallecidos, y en el mundo aproximadamente 3 millones de personas. A mí me impresiona, sin hablar de personas hospitalizadas, o que tienen secuelas de uno u otro tipo desde hace más de un año. ¿Imaginamos la cantidad de familias rotas, la enorme cantidad de sufrimiento que esto está generando?
La vacunación avanza, el control de la enfermedad grave está mejor protocolizado. Pero esto no se ha acabado. No es catastrofismo, es realidad.
Interferencias
Los intereses económicos parecen proyectar su alargada sombra en las medidas más indicadas para detener completamente este avance. Quién sabe cuánto interés existe en que vacunas poco costosas se asocien a algún riesgo. Y, ¿cuánto empuja el interés económico en no ser drástico en las medidas? Esto segundo es evidente, lo primero, solo es especulación.
Antaño, el poder económico estaba sometido a la política. Hoy en día, no solo esto no es así, sino que muchos políticos son esclavos de perpetuarse en el poder. Oír a hablar a algunos de ellos deformando la realidad, deprime. Por otra parte, es lamentable que las instituciones político-gubernamentales no obliguen a las empresas farmacéuticas a que universalicen los recursos en una crisis tan grave como la que padecemos. Pensemos en países más allá de nuestras fronteras, donde hay menos medios. Por ejemplo, Brasil, 3000 muertos al día (y dónde no se cuentan, ¿qué?).
A modo de brújula
Creo que es posible dar cuatro indicaciones médicas, más allá de lo que permitan los gobiernos, mientras seguimos avanzando en la lucha contra la enfermedad desde las trincheras cotidianas:
Sigue usando las mascarillas. La que te ajuste y te esté cómoda, para no tocarla, siguiendo las indicaciones del número de horas que se pueden usar.
Evita los espacios cerrados si estás con más gente, pues está comprobado que la concentración del virus en los aerosoles es elevadísima.
Evita moverte en muchos círculos sociales, cuanto menos mejor. Eso es compatible con hacer muchas cosas. Elígelas, disfrútalas, pero no te expandas.
Vacúnate si puedes, si eres una persona privilegiada del mundo rico, porque esto es pensar en ti y en las tantas personas que se relacionan contigo. Pero también en la ingente cantidad que está más allá.
Mantengo la teoría de que hemos de seguir “conteniéndonos”, que no significa clausurarse sino optar desde lo que está probado científicamente, y sobre todo respetar. A veces, por no quedar mal, para que no nos tachen de miedosas o exageradas, no hacemos lo correcto.
Rosa María Belda Moreno
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