Antes me hubiese inclinado por Robert Wiliams, “El club de los poetas muertos” o “Despertares”, película que comparte magistralmente con Robert De Niro, otro de mis predilectos. O quizá el pintor y director de cine Julien Schnabel, cuyo film-documental “Vincent Van Gogh” es algo más que una obra maestra. Estos últimos años me hace tilín un español: Luis Tosar.
Ópera prima
Se había iniciado en el cortometraje, trabajado en Televisión de Galicia y ganado un Goya al mejor actor de reparto por “Los lunes al sol”, de Fernando León de Arainoa. Pero la película que nos dejó sin respiración fue “Te doy mis ojos”, Goya al mejor actor de reparto 2004, junto a Laia Marull, y Concha de Plata en el Festival de Cine de San Sebastián. La historia de un matrimonio, en principio independiente, que vive la tragedia de la violencia de género.
Pilar, madre de un niño de ocho años, intenta restaurar su vida como recepcionista de visitas de arte en la iglesia de Santo Tomé, en Toledo. ¿Encierra “El entierro del Conde de Orgaz” algún mensaje subliminal? Antonio no comprende y comienzan los celos, el complejo de inferioridad, las sospechas de engaño, los primeros golpes… De poco sirve la terapia con el psicólogo. La escena de la esposa desnuda en el balcón hace saltar las lágrimas.
“Te doy mis ojos cuenta la historia de Pilar y Antonio, pero también de quienes los rodean: una madre que consiente, una hermana que no entiende, un hijo que mira y calla, unas amigas, una sociedad y una ciudad como Toledo que añade con su esplendor artístico y su peso histórico y religioso una dimensión más a esta historia de amor, de miedo, de control y de poder”.
El duro de la película
No podemos extendernos una a una en sus ya decenas de cintas, pero sí en aquellas que despertaron o hirieron mi sensibilidad. Entre ellas, “Celda 211” (2009), dirigida por David Monzón, Goya al mejor antor, mejor película y mejor director. Narra la llegada a una prisión especialmente conflictiva de Juan Oliver, nuevo funcionario. Intereses de presos de ETA y presos colombianos desatan la revuelta, que se mezcla con peticiones al gobierno, rencillas internas, zonas oscuras y de poder, suicidios… Malavida (Luis Tosar), ocupante de la celda 211, es uno de los líderes, que inflige castigo o perdona la vida, según la circunstancia, anticipando el humanismo de los personajes más recientes del actor.
En “Mientras duermes” (2011), inspirada en la novela homónima de Albero Marini, César, el portero del inmueble, convierte en una pesadilla la vida de los inquilinos, especialmente de Clara. El tema de la intriga y el control de las situaciones se retoma en “A hierro mata” (2019), donde Mario es un reputado enfermero en una residencia de ancianos de Batanzos (La Coruña); hasta que ingresa como residente Antonio Padin, un antiguo narcotraficante con uno de cuyos hijo Mario tuvo un trapicheo. El destino último del anciano está escrito en las manos del cuidador. Muy distinta es “El Niño” (2014), en la que dos jóvenes narcos se enfrenta a una pareja de policías especialistas en redes de drogas. La acción se desarrolla en el estrecho de Gibraltar.
Otras veces, son jóvenes que se enamoran en una discoteca, como Ángel y Estrella. Ángel, desoyendo los consejos de los amigos, comienza a escalar a lo más alto del mundo del atraco, el dinero negro, los juegos sucios, la justicia corrupta; haciéndose acólito de Rogelio (Tosar), uno de los mayores capos de la ciudad, que junto a su hija Sole, enseña a Ángel el camino del sacrificio y el éxito. Este debe optar entre sus dos amores, decisión nada fácil, ya que su meta fue siempre “Hasta el cielo” (2020). Y la intriga y corrupción de la alta sociedad española se retoma en cintas como “Código emperador”. Juan, un investigador privado, accede al chalet de una pareja sospechosa en tráfico armas a través de Wendy, la asistenta filipina, de la que se enamora y con quien termina residiendo en su país de origen. Los sentimientos predominan sobre todo lo duro y el deber de la profesión.
Proceso de humanización
Alguien preocupado por temas sociales como el Prestige o que debuta en un trío de humor no puede estar encarnando papeles eternamente duros. Y Luis Tosar, según ha ido madurando como persona y como actor, ha pasado a expresar los sentimientos, la solidaridad, el sentido del humor.
En “Adú” (2020) se entremezclan los temas de la migración a Melilla en patera, el activismo medioambiental en Mozambique y la reagrupación familiar. Las vidas de Adú y su hermana se encontrarán con la de Gonzalo (Luis), las de los policías y del resto de inmigrantes, en una simbiosis perfecta de cambio y deseo de superación. Violenta a la vez que tierna, “Intemperie” (2019), basada en la novela homónima de Jesús Carrasco. Narra la dramática huida de un niño (Jaime López) de un pueblo granadino a la llanura. El protector y refugio, el cabrero (Luis Tosar); los malos de la película, el capataz y sus obreros.
Cierto humor y relajo encierra la película “Canallas” (2022). Tres ladrones de barrio, Joaquín, Brujo y Luismi, se encuentran después de veinte años. Solo Joaquín ha alcanzado cierta posición honorable, o así lo piensa. Pero los que más humanidad desprenden son “Maixabel” (2021) y el último trabajo cinematográfico de Tosar. La primera, de la directora vasca Icíar Bollaín –la misma de Te doy mis ojos–, con once premios Goya y cuatro veces nominada a los Óscar, relata el asesinato a sangre fría de Juan María Jauregui, ex gobernador civil de Guipúzcoa, en el Casino de Tolosa. Las protagonistas, su viuda, Maixabel Lasa (Blanca Portillo), y su hija María. Once años después, Ibon Etxezarreta, alias ‘Potxolo’ –Luis Tosar–, miembro del «comando Buruntza» de ETA, se entrevista con Maixabel en la cárcel de Nanclares de la Oca (Álava) y le pide perdón. “Prefiero ser la viuda de Juan Mari que tu madre”. Ambos personajes dan pie al acercamiento y a una progresiva comprensión.
En Fatum (2023) se entremezclan e implican las vidas de dos hombres muy distintos y sus familias. Sergio (Tosar), adicto al juego, intenta su última apuesta, con la que parece que va a cambiar su suerte. Pero las cosas se complican cuando tres muchachos entran a llevarse el dinero de las máquinas, haciendo rehenes a los ocupantes del local, los niños y la esposa de Sergio incluidos. Pablo, francotirador del GEO, acude a cumplir con su deber pese a tener al hijo gravemente enfermo en el hospital, necesitado de un trasplante urgente. El hijo de Sergio es abatido. Queda abierta la lucha entre una decisión difícil y la esperanza.
¿Con qué tema de rabiosa actualidad, personaje o premio, nos sorprenderá el actor en su próximo film?
Mª Pilar Martínez Barca, escritora
(Fotografía, cartel de la película Maixabel).