“Toda persona podrá ejercer su derecho de sufragio activo, consciente, libre y voluntariamente, cualquiera que sea su forma de comunicarlo y con los medios de apoyo que requiera”.
Así dice la Junta Electoral sobre el derecho a ejercer el voto. Lo hemos repasado en las pasadas elecciones en las que en los pueblos pequeños, un voto es crucial. A los médicos nos solicita la familia, un documento donde se diga que el padre o la madre no puede ir a votar por dificultad de movilidad y desean solicitar el voto por correo. Pero tal padre o madre padece una deterioro cognitivo severo.
Deterioro cognitivo y voto
Este tema es polémico. Así de entrada, la primera reacción es decir que en una demencia avanzada no se puede votar, porque la consciencia y la libertad no son reales. ¿Algunos votos se producen sin reflexión alguna? Eso también ocurre. Todo esto da que pensar.
Argumentos falsos
“Es que yo sé lo que mi padre querría”. No parece que sea una razón de peso. Porque los tiempos verbales son importantes. Querría y quiere no son lo mismo. La movilidad no es un impedimento más real que la incapacidad de hecho que supone un deterioro cognitivo severo. ¿Se emiten o han emitido votos en estas condiciones?
Los profesionales
Nos presionan… pero por suerte, los Certificados Médicos Oficiales, que son los únicos que se pueden emitir, en la Seguridad Social al menos, no tienen que decir lo que el solicitante quiere que diga. Y además son de uso exclusivo de la persona a la que se le realiza, no de la familia.
Sigamos avanzando en la coherencia. No vale todo.
Rosa Mª Belda Moreno, médica bioeticista.
(Imagen, Pexels).