Desde mediados del pasado siglo somos conscientes de que vivimos en un mundo dominado por la complejidad. Complejidad que ha dado lugar a integrarlo en un corpus de conocimientos, conocidos como ciencias de la complejidad.
Cuando analizamos cualquier actuación, que se pueda dar en la naturaleza vemos que las acciones no son independientes, que hay una interrelación que puede modificar los objetivos finales.
Es cierto que hemos estudiado que la naturaleza tiende al equilibrio, a la homeostasis, y que, por lo general, entendemos que a toda causa se sigue un efecto, en una relación que podemos entender como lineal. Pero las ciencias de la complejidad nos enseñan que no hay necesariamente una reacción única a un efecto, puede haber varias y muchas imprevistas, de ahí el símil de las alas de la mariposa, un pequeño movimiento de unas frágiles alas puede dar lugar a fenómenos no previstos.
Las ciencias de la complejidad intentan explicar estos fenómenos heurísticos, al analizar gran cantidad de variables y ver cómo interactúan para producir los cambios y de alguna manera anticiparse.
Las ciencias de la complejidad también consideran que la ética tiene un gran papel a desarrollar, así lo manifesté en las XII Jornadas de Ética Asistencial organizadas por el Comité de Bioética del Centro de Humanización San Camilo, para el análisis de los “Conflictos éticos en la cronicidad avanzada”. Pero a diferencia de estas ciencias que hacen el análisis desde una ética global que trate de unir las humanidades con la ciencia, me gusta centrarme en cómo las decisiones éticas pueden influir en las decisiones, a veces de una manera irreversible.
Si somos conscientes de que cualquier los cursos de acción que se proponen en la resolución de conflictos, no es una única solución, sino la que se considera óptima y prudente en ese caso, deberíamos poner más cuidado en el análisis de los elementos que intervienen en esa propuesta de curso de acción.
Ser extremadamente cuidadosos en el análisis de los hechos, de los valores y de los deberes que se desprenden supone poder entrever las distintas perturbaciones que cada propuesta puede originar. Las alas de las mariposas de nuestra propuesta puede originar una catástrofe en el sentido de pérdida de valores o puede restablecer el equilibrio, esa es nuestra responsabilidad.
Francisco Javier Rivas Flores, médico y bioeticista
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