El Diccionario de la Real Academia de la Lengua, define declinar, (la 7ª acepción) indica: Ir cambiando de naturaleza o de costumbres hasta tocar en extremo contrario.
Y esta es la expresión que ha puesto sobre la mesa el Cardenal Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, y uno de los más estrechos colaboradores del Papa Francisco, en la inauguración del II Encuentro internacional de Políticos Católicos, organizado por el Cardenal Osoro en Madrid los días 3-5 de septiembre de 2021.
En estos momentos, y no solo por la pandemia que ha elevado los problemas a unas categorías inimaginables, vivimos una situación que merece una seria y profunda transformación. Una reconversión. Cambiar al extremo contrario, para hacer un mundo más habitable para todos, las generaciones presentes y las futuras, como ya preconizó Potter, uno de los fundadores de la Bioética. La supervivencia del planeta no pasa solo por superar la pandemia por COVID, pasa y esto es más perentorio, por trabajar conjuntamente por vencer las desigualdades, por frenar el cambio climático, por frenar el odio y la violencia contra el diferente, entre otras cuestiones.
No dejarnos paralizar por el miedo
El Cardenal Parolin ha señalado: “hay que declinar la cultura del encuentro y de la amistad social que propugna el Papa”. Y eso significa: “mirar lejos, sufrir el conflicto y no dejarnos paralizar por el miedo”. Porque entiende que es necesaria la presencia de políticos que velen por el bien común, y esta tarea debe ser tarea y compromiso fundamental de los que además son políticos cristianos.
El Cardenal ha señalado dos puntos básicos, que son las que el propio Papa ha expresado:
- Referencia a la cultura del encuentro: Hacer de la diversidad un enriquecimiento, un crecimiento. Integrar es siempre muy difícil y lento (pero, yo añado, necesario e imprescindible)
- La amistad social, que no es puro sentimiento, sino el efecto de la acción política.
Estas son dos premisas de trabajo muy exigentes porque obligan a replantear las cuestiones sociales para centrarse más en los más vulnerables, en los desprotegidos, en los que están en todas las periferias.
Centrarse en el vulnerable y en el desprotegido
Esto supone romper con el modelo de homogeneización social que promueven los mercados y que es el modelo imperante en la economía y en la sociedad, declinar en la definición expuesta de la Real Academia de la Lengua.
Es más, está transformación radical lleva a que el encuentro y la amistad propugnada por el Papa deban ser los “valores constitutivos de las Instituciones”, aterrizando en el mundo de lo concreto, de las necesidades básicas y no formularlos como meros principios.
Este compromiso, no debería ser solo de los políticos activos sino de todos nosotros, porque todos somos políticos y hacemos política con nuestros actos y nuestra vida y tienen plena cabida estos dos principios propuestos, porque así entre todos declinaremos el estado actual de las cosas, humanizando la sociedad en esa transformación radical que se nos pide.
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