El nuevo curso:
Nueva forma de trabajar o teletrabajar, de saludar y relacionarnos, nueva realidad. La educación no iba a ser diferente.
Medidas preventivas
Comenzamos el curso con temor y alegría. Vuelta escalonada del alumnado, de Infantil a Primaria, hasta tercero de ESO, Bachillerato, Formación Profesional y Universidad. Pantalla protectora para los profesores de los más pequeños, mascarilla el resto de chavales y docentes. Lavado exhaustivo y frecuente de manos, reducción de las ratios por aula, distancia obligada, flechas direccionales de entrada y de salida, recreos únicamente para el grupo estable, ventilación.
Los cursos inferiores serían todos presenciales; el final de la ESO, a días alternos; segundo de Bachillerato, de cara a la EVAU, clases continuas; la enseñanza superior, on line. Todo estaba pensado, prefijado, pese al escaso tiempo que faltaba y la gran incertidumbre.
Y comenzaron a surgir las dudas. ¿Por qué no contratar a más profesores? ¿Baja pagada a los padres según el hijo en cuarentena diese o no positivo? ¿Los portatizas podrían ser individuales? ¿Ventilación natural del aula en pleno invierno? ¿Cómo iba a ser el día a día en la educación especial?
Pies en tierra
Los 17.000 profesores de refuerzo enseguida resultaron insuficientes. Los diversos funcionales intelectuales no cuentan con el apoyo ni la seguridad precisa –ir cada día a clase es su mejor terapia–. Muchas madres y padres solicitan el regreso voluntario al colegio de sus hijos. Las actividades extraescolares siguen siendo la asignatura pendiente: conciliación familiar, 15 chavales por monitor, todo organizado por edades.
Y es un hecho que la enseñanza no tiene la misma calidad. Los peques muestran dificultades ante la lectura. A los mayores no se les observa igual; la mascarilla oculta sus reacciones y actitudes de adolescentes, aparte no ser el mejor útil para oxigenar sus cerebros y aprender.
A un mes de haberse iniciado el curso, casi 300 aulas y grupos de escolares han estado en cuarentena. ¿Algo falla?
Unas primeras conclusiones
Descoordinación, desorganización, falta todavía en el reparto de material higiénico y sanitario, escasez de monitores en los comedores escolares…
En escuelas sobre todo de barrio, falta acondicionamiento, espacio para salvaguardar la distancia precisa, sistemas eléctricos homologados de ventilación; no siempre en un grupo burbuja con un positivo se realiza test. Felipe Faci, consejero de Educación, advierte del riesgo en los pasillos, comedores, recreos, juegos extraescolares. Mucha precaución.
Un niño, adolescente, joven, se pregunta, y hay que responderle mirándole a los ojos, con sinceridad. Ahora más que nunca son necesarios maestros comprometidos, que sepa llevarlos con ilusión; un verdadero Pacto por la Educación, y que esta prime a la política, una enseñanza en línea con sistemas integrados para todos. Muchos siguen trabajando por hacer esa esperanza nuestro futuro.
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