En mi patio no maduraba el limonero, pero había una higuera y un peral. Y mis recuerdos (años 50) van ahora a las clases de Literatura en los Maristas. Creo que era los jueves cuando teníamos clase de Declamación; nos teníamos que aprender de memoria una poesía, y luego subir a la tarima, y recitarla ante toda la clase.
Nuestros gestos eran ampulosos, así como la entonación; seguro que los actuales consagrados de la escena lo harían entonces de la misma guisa, pero no lo confiesan: ventajas de que no había vídeos ni super8.
Una de las veces nos eligieron “Anoche cuando dormía”. Fue un choque para mí de alguna trascendencia, puesto que todavía lo recuerdo.
Con voz un poco opaca, se decía que Antonio Machado había sido de ideas poco recomendables. O sea “de los malos”. Sin embargo en aquella poesía se cantaba “que era Dios lo que tenía dentro de mi corazón”. Conflicto: uno de los malos hablando de un Dios tan cercano e íntimo.
Ruptura con el maniqueísmo
Fue para mí el inicio de rotura de un principio que entonces era de aplicación “universal”: el maniqueísmo imperante en todo, desde la política hasta las películas del oeste. Los buenos y los malos. Hoy no tiene sitio en mis sentimientos, aunque los diversos “poderes” actuales sigan jugando a ello.
Durante nuestro primer embarazo (1969, “españolito que vienes / al mundo, te guarde Dios”), un amigo nos regaló el LP recién salido de Serrat con poemas de Antonio Machado. Lo pusimos en el tocadiscos cientos de veces.
«Caminante, no hay camino»
Poemas de Machado saltaron desde los libros no muy difundidos hasta entonces, a la “memoria” colectiva. De memoria (como en el colegio) nos aprendimos “Al olmo viejo”, y “La saeta”, y sobre todo “Caminante no hay camino”.
A Serrat se le perdonó muy pronto, el “mercado” lo hizo, su negativa a participar el año anterior en Eurovisión si el “La, la, la” no lo cantaba en catalán; hoy casi nadie lo recuerda, y bien que está así para el bien de todos y de Massiel.
Música salvadora
A cambio de olvidar aquello, al menos un par de generaciones hemos recuperado a Machado (visitar su Casa-Museo en Segovia es obligado), y todo el genio de Serrat se ha podido seguir manifestando hasta nuestros días. Ponerlos música (y la “industria”) ha salvado poemas que estarían hoy principalmente bajo el polvo de bibliotecas.
“Caminante no hay camino”, ha pasado de ser un simple verso a constituir un “mantra” (así se dice ahora), una frase poco menos que trascendente.
Os he buscado dos enlaces, pero hay muchos más al gusto de cada uno.
Joan Manuel Serrat. Cantares (Directo Gira 2016).
Y para todo Machado, Joan Manuel Serrat. Concierto en Chile 1969
Pepe de Lucas
(Imagen, Pixabay)