Alfonso Gómez Cruz (Corme, A Coruña, 1960) era un niño cuando emigró con sus padres a Suiza en la década de los sesenta. Medio siglo después, a sus 62 años, se ha convertido en el primer alcalde español del país alpino al ocupar la alcaldía de Ginebra, la segunda ciudad más poblada de Suiza y la que les acogió al llegar de Galicia.
En su ceremonia de investidura, celebrada el pasado 7 de junio, la Red de Tamboreras de Suiza y la Irmandade Galega de Xenebra tocaron el himno de Ginebra y el himno del Antiguo Reino de Galicia para simbolizar las dos tierras de Alfonso. Pero lo más especial fue la presencia de su madre, Emilia “Milita” Cruz, de 81 años, que viajó desde Corme, el pequeño pueblo marinero de la Costa da Morte donde nació y se crió Alfonso, para estar allí con él.
“Esta ciudad me acogió hace 50 años. Mis padres llegaron de Galicia y fueron de los primeros emigrantes en dejar España en los años sesenta para venir a Suiza», cuenta Gómez en un vídeo de presentación dirigido a los ginebrinos. En él, explica que centrará su mandato en “la emergencia climática y los derechos humanos”, dos áreas, dice, estrechamente relacionadas. Reconoce que el cargo supone “una gran responsabilidad” porque “Ginebra, como el resto del planeta, se enfrenta a numerosos cambios climáticos y sociales”. La lucha contra la contaminación y el calentamiento global, la preservación de la biodiversidad, y el acceso al agua y a alimentos locales saludables son algunos de los que cita en su mensaje.
Economista de formación, Gómez fue uno de los cinco candidatos más votados en las últimas elecciones y estará al frente de la alcaldía hasta el 31 de mayo de 2024. Su mandato es de solo un año porque en Ginebra rige un sistema rotatorio de cinco años en el que cinco personas de diferentes partidos forman un consejo ejecutivo donde los cinco se reparten las competencias de la ciudad a lo largo de toda la legislatura y gobiernan un año cada una. En esta ocasión, dos son miembros de Los Verdes —el partido al que pertenece Alfonso—, dos son socialistas y una pertenece a Democracia Cristiana. El gallego ostenta ahora el cargo de regidor mientras sigue gestionando sus áreas, que van desde finanzas y recursos humanos a vivienda social, igualdad e integración, y espacios verdes y vegetarización de la ciudad.
Hijo de emigrantes
Gómez es hijo de esa generación de jóvenes que salió de Galicia en los sesenta buscando oportunidades laborales y ver un poco de mundo. Sus padres no tardaron en integrarse en la sociedad suiza. Su madre empezó a trabajar como limpiadora y en cocinas, y después llegó a ser vendedora de ropa. Su padre, ya fallecido, trabajó primero en un bar y en la construcción, y acabó como encargado de mantenimiento de la Organización Internacional del Trabajo, cuya sede está en Ginebra. Fue además uno de los fundadores, allá por los sesenta, de la sociedad A Nosa Galiza, el centro gallego más veterano de Europa.
Dos cosas marcaron profundamente a Alfonso y forjaron su conciencia política. Por un lado, ser nieto de un maestro republicano encarcelado y represaliado durante la Guerra Civil y el franquismo. Por otro, la tragedia del Prestige, la mayor catástrofe ecológica de la historia reciente de España que tiñó de negro la Costa da Morte en noviembre de 2002. El gallego militó primero en el Partido Socialista y después en Los Verdes, el partido con el que ha concurrido a las elecciones y con el que ya fue concejal y vicealcalde de la ciudad. Antes fue director adjunto del Conservatorio Popular de Música, Danza y Teatro de Ginebra y miembro de la Liga Suiza de Derechos Humanos y el Comité Internacional de la Cruz Roja, con quien estuvo destinado desde África a los Balcanes, pasando por Centroamérica. Ha sido además presidente de la asociación ciclista Pro Velo y es admirador del modelo sin coches de Pontevedra.
Lleva toda la vida trabajando para la sociedad y su intención es seguir haciéndolo. Describe Ginebra como una urbe “abierta y cosmopolita, reconocida por su compromiso con los derechos humanos y la paz» y se compromete a seguir construyendo una ciudad “sostenible, ecológica y solidaria”. “Podemos mejorar nuestra vida cotidiana al tiempo que garantizamos un futuro digno a las generaciones venideras”, asegura en su mensaje de presentación como alcalde. Que así sea.
Por Laura Sanz-Cruzado @laura__ese
Foto: Martinez / Mairie de Genève
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