Última entrega de la entrevista a Estanislao Nistal-Villan, virólogo y profesor de microbiología de la Universidad CEU San Pablo.
El futuro que viene
–Se anuncian nuevas pandemias…
–No es que se anuncien ahora. Hemos tenido varias ya en lo que va de siglo, con menor impacto que esta, pero con un riesgo potencial alto. Conocemos pandemias en la historia reciente muy importantes. Por ejemplo, durante el siglo XIX, la del cólera y la gripe rusa, durante el XX, la gripe de 1918… Es cuestión de tiempo que lleguen otras y saber cómo afrontarlas de la mejor forma posible. Para ello no tenemos que olvidar.
En el año 2018 organizamos un simposio patrocinado por la Fundación Ramón Areces y la Universidad CEU San Pablo denominado: Centenario de la Gripe Española de 1918. La peor pandemia en la historia contemporánea mundial: lecciones para el futuro. Este simposio fue muy esclarecedor de lo que pasó entonces y podía pasar, y finalmente pasó. A pesar de que se avisó a muchas instituciones, mirando atrás, pareciera como si se quisiera olvidar o darle una relevancia secundaria a aquella pandemia con respecto a episodios históricos como la Primera Guerra Mundial o la Revolución de Octubre, cuando a escala mundial fue algo que determinó la evolución histórica. Es importante no olvidar, no darle la espalda a este riesgo, ser conscientes que debemos de estar preparados a todos los niveles y de aprender para mejorar. Por poner un ejemplo, el origen del avance en la investigación en los Estados Unidos tiene su origen en la apuesta decidida por la inversión y la cultura científica tras la Pandemia de gripe de 1918.
–Dicen que económicamente hemos retrocedido cincuenta años; que nuestros jóvenes van a ser la primera generación que no crezca exponencialmente como las anteriores a nivel intelectual. ¿Cómo ve personalmente el futuro a corto y medio plazo?
–Aunque la situación se va a poner más complicada, mi experiencia durante este último año con mis estudiantes es que la pandemia les ha colocado ante el espejo y les ha imbuido un nivel de madurez mucho más grande que el que había observado los años anteriores. En otras palabras, son más conscientes del mundo al que se van a enfrentar. El conocimiento y la preparación es algo que en último término es un acto de convicción y compromiso personal. Hoy en día, el acceso a la información y el conocimiento es muchísimo más fácil que hace unos años. Quizá sea más selecto conseguir títulos acreditados, pero es más sencillo tener acceso al conocimiento. Cada vez más, a pesar de ser necesaria una formación básica fuerte, la especialización puede ser algo que no nos ofrezcan los títulos oficiales y si el aprendizaje autónomo. Está en la mano de cada uno elegir el camino para dicho aprendizaje.
La juventud de ahora, en general, es consciente de que se enfrenta a un mundo complicado y más inestable de lo que era hace unos años, sabe de lo difícil que lo tiene, pero en comparación con el tiempo en el que a mi me tocó estudiar en el instituto o la universidad, hay más posibilidades en un mundo mucho más interconectado. Hoy en día salir es mucho más fácil, el nivel de idiomas es mayor, y hay menos miedo a estudiar en el extranjero. En tiempos difíciles se agudiza el ingenio y el esfuerzo es un valor que adquiere más sentido. Los jóvenes van a tener que esforzarse para hacer de la necesidad virtud. Se enfrentan a un mundo en el que hay mucha gente muy preparada y va a ser necesario saber explorar y mejorar las cualidades de cada uno. En todo esto, es muy importante, crucial, una formación básica muy buena, fomentar la creatividad y la imaginación. Al menos en eso, tenemos que esforzarnos para darles las herramientas con las que puedan competir.
–¿Qué podemos hacer a pie de calle con todo esto?
–Las generaciones mayores han vivido situaciones peores. Es verdad que en un mundo distinto, pero muchos han sacrificado sus vidas para que las generaciones que venimos detrás podamos pelear por un mundo mejor del que ellos se encontraron. Es posible que se avecinen años similares, en los que va a ser necesario un sacrificio personal grande y en los que haya mayor incertidumbre en todos los niveles. Ante esta situación, mirando atrás, lo que nos puede sacar adelante es retomar algunos valores y prácticas del pasado como la tenacidad, el esfuerzo, el aprecio y puesta en valor de la familia y los amigos, la confianza en la importancia de la educación y los valores de respeto y dignidad, así como la puesta en valor del talento y el compromiso con la palabra dada.
Entre el caos y la esperanza
–¿Ha podido humanizarnos la pandemia? ¿O todo lo contrario?
–Estoy convencido que lo ha hecho. Somos más conscientes de lo frágiles que somos, de que todos podemos tener la muerte a la vuelta de la esquina, y que hay cosas en las que no merece la pena gastar el tiempo y las energías. Estamos de paso, todos somos perdedores en la batalla con la muerte, pero vencedores si pensamos en que nuestro papel activo como individuos capaces de cuidar nuestra interacción con el mundo y las personas que nos rodean. La vida no puede y no debe de ser algo fútil. En nuestro día a día y con las personas que nos rodean tenemos la oportunidad de mejorar las cosas, de tratar de enriquecer la vida de otros y de ofrecerles una parte de felicidad. Creo que la humanización radica ahí, en ser a un tiempo conscientes de nuestra insignificancia como individuos en el tiempo y en el universo, y al mismo tiempo ser conscientes y activos en nuestro enorme poder de hacer de la vida de otros algo mejor.
–Anunciaban hace poco un nuevo antiviral, la plitidepsina. ¿Cuál es su valoración?
–Es una buena noticia, y ojalá sea una herramienta más que sirva para luchar frente al virus en los primeros días de la infección. Su desarrollo podría ser útil. El acceso a nuevos antivirales puede prevenir complicaciones y por tanto salvar vidas. Sería interesante que los antivirales no necesitaran una administración especializada en un hospital o centro médico y pudieran tomarse por ejemplo en forma de pastilla. Este podría ser un segundo reto para este y otros antivirales para facilitar su uso en caso de mostrarse efectivos.
La nueva humanización
–¿Para cuándo la erradicación en España? ¿Y a nivel mundial?
–Tal como hemos comentado antes, es posible que nunca se llegue a erradicar completamente al SARS-CoV-2, pero en la medida que el COVID grave y las muertes sean anecdóticas o muy minoritarias, lograremos situarnos a un nivel similar al que nos encontramos con la gripe o con otras infecciones respiratorias. Es posible que en un año en España estemos hablando de una situación así y que a escala mundial en un par de años. A partir de ahí, para terminar con el virus, va a ser necesaria una combinación de mejores vacunas y mejores tratamientos. Puede que se consiga, pero llevará más tiempo.
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