Hace unos días escuché una entrevista a José Andrés, presidente de la ONG World Central Kitchen en la que hablaba de sus inicios como cocinero. Narraba que empezó ayudando a su padre a hacer paellas, que en aquella época se hacían con leña, al fuego directo. El padre le encargaba que cuidara del fuego.
El chaval inquieto, como vemos por su trayectoria vital, instaba a su padre a que le dejara hacer la paella, a poner los ingredientes. Pero el padre insistía en que tenía que vigilar el fuego y nos relata que esa fue su primera y gran lección como cocinero.
Su padre le indicaba la importancia del fuego para que la paella saliera perfecta. Tiene que tener el fuego justo, ni muy fuerte que arrebate y queme los ingredientes, ni poco potente que no permita la cocción de los alimentos. Y eso solo se consigue con vigilancia y atención en cada momento, sin descuidarse.
Que no queme ni dejar enfriar…
Me parece que esta lección, que aprendió José Andrés nos vale para la vida de relación. La importancia de saber mantener el fuego, en su intensidad adecuada, en la relación entre personas. ¡Qué importante cuidar que el fuego de nuestra relación! Que no sea tan intenso que termine por quemar a la persona, ni tan tibio que termine por enfriar la relación. Saber ver lo que necesita la otra persona, ayudar a sacar lo mejor que tiene en su interior, ayudar a su descubrimiento personal, en definitiva a su autorrealización, desde el respeto a la persona.
Los sanitarios tenemos que saber cuidar esta relación, cuidando el fuego que la mantiene. Hay relaciones muy intensas que terminar por anular a la otra persona, en una relación hiperpaternalista, que convierte a nuestro paciente en una persona sin voluntad al antojo de lo que queramos hacer; o una relación tan fría, que genere distancia y que los pacientes tantas veces nos reclaman. Cercanía y proximidad, junto con los conocimientos adecuados para poder tratar a los pacientes, son los elementos fundamentales de la relación. Aquí cabe la empatía, establecer métodos de relación de ayuda y counselling, en el que la escucha es básica, donde la narración de la vida personal nos ayuda a entender a la persona y cómo ha vivido otras situaciones.
Comprensión, valores y realización
La labor del sanitario es curar, cuidar, pero desde la comprensión de la persona a la que atendemos, cuidando de respetar sus valores facilitando su realización. De esta manera podemos contribuir a una relación más profesional, pero sobre todo y fundamentalmente humana y humanizadora.
Francisco Javier Rivas Flores