(fotografía, Pixabay).
Vivimos inmersos en un bombardeo constante de consumo de productos que se supone que nos van a mejorar la vida, la salud, el bienestar físico y mental, ¿pero qué es verdad de todo lo que nos dice la publicidad? ¿Qué hacer para mantener hábitos sanos en medio de una vida tan ajetreada?
7 Sencillas rutinas
- Hacer 30 minutos de ejercicio: solo el hecho de desplazarse andando al trabajo o acabar el día dando la vuelta a la manzana, puede ser suficiente para darle al cuerpo lo que necesita frente al día a día sedentario.
- Beber agua: preferentemente del grifo, para reducir envases, ya que es potable en todo nuestro entorno. Debe ser nuestra bebida principal, pero no se trata de “hincharse a agua”. Se bebe lo que “nos pide el cuerpo” por así decir. Que sea nuestra bebida para quitar la sed.
- Variedades integrales: de pan, de pasta, de arroz… que son más nutritivas, que ayudan a que el intestino funcione mejor, que son más equilibradas. Una vez que las pruebas, ya no apetecen otras.
- Consumir alimentos de proximidad y de temporada: ayuda a que la economía sea más sostenible, a que el medio ambiente esté más protegido, a que lo que comamos sea fresco. Mejor que no estén envasados en plásticos.
- Disminuir el consumo de azúcar y de sal: añadirlas cada vez menos a lo que comemos, hace que el paladar se acostumbre poco a poco a no necesitarlas.
- Utilizar aceite de oliva virgen extra, ecológico: en crudo o para cocinar, como fuente principal de grasa y como aderezo “estrella” que acompaña el desayuno, las ensaladas, los guisos.
- Menos alimentos procesados y ultraprocesados: que son tan difíciles de digerir, que estropean el intestino, que tienen mucha grasa y aditivos y pocas sustancias nutritivas.
Por último, no considerar que nos hacemos más saludables por consumir productos muy publicitados o exclusivos que nos dan energía, o nos fortalecen los huesos, o detienen el envejecimiento: no hay productos “milagro” para ninguna de estas cosas. Lo que el médico no receta, es generalmente prescindible, caro, y no está probado científicamente. Una dieta variada aporta todas las vitaminas que necesitamos, sin que se conviertan en tóxicas por añadirlas. Tampoco hay alimentos “milagro”. Más no es mejor.
Sencillez
Los consejos para la alimentación son archiconocidos, pero a veces no podemos hacer todo a la vez. Quizá es mejor comenzar con poco y comprometerme a mantenerlo. A mí me ayuda pensar que lo que hago en lo pequeño esté conectado con lo “global”. Ecología y sostenibilidad. Sencillez. De cara al verano, ¿te parece una buena opción?
Rosa María Belda Moreno, médica.