María Pilar Martínez Barca
Genios diversos (I)
Genio: “Persona dotada de genio. Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables”. Diverso: Persona con diversidad funcional (discapacidad). Nunca lo han tenido fácil, pero ahí están.
De Gracia al Renacimiento
Triunfar como orador y político en la Gracia clásica no era sencillo. Demóstenes (384-322), “el orador perfecto” según Cicerón, “la norma de la oratoria” para Quintiliano, uno de los diez mejores oradores áticos, lo logró. Huérfano a los siete años y aquejado siempre de frágil salud, comenzó aprendiendo retórica de sus predecesores y ganándose la vida como escritor de discursos judiciales, redactando pleitos particulares como abogado. El gran defensor de Atenas, contra el despliegue macedonia de Filipo y de su hijo Alejandro II, era tartamudo. Una férrea disciplina, consistente en colocarse una piedra bajo la lengua y un cuchillo entre los dientes, y practicar una y otra vez, convertiría el suyo en un discurso ágil, elocuente y hermoso.
En la Iglesia perseguida por el emperador romano Diocleciano, resalta la figura de San Valero, obispo de Zaragoza, también “de difícil palabra”. Se dice que tanto en el Concilio de Elvira (Granada, 306), como en las homilías a sus fieles, o en el tribunal de Valencia, que dictaminó su destierro a Roda de Isábena (Huesca) y la muerte para el acólito, se hacía ayudar por su discípulo y asistente, San Vicente Mártir.
Cuando aún se cuestionaba sobre si las mujeres tenían alma, descolla Hildegard von Bingen, música, científica, teóloga, médica, escritora, abadesa y mística alemana del siglo XII. Sus aportaciones al estudio de las enfermedades, desde una perspectiva global, y del cuerpo femenino son insustituibles. Se cuenta que Dios se le representaba. ¿Una de la primeras feministas de la Historia? Iría sobrellevando su epilepsia y sus migrañas crónicas hasta los 81 años.
Leonardo da Vinci (1452-1519), el humanista por excelencia, arquitecto, escultor, pensador, científico, ingeniero, inventor pintor… parece que presentaba desde niño Trastorno de Atención (TAD), lo que hizo dejar inacabados muchos de sus encargos. Además de dislexia, por lo que escribía de derecha a izquierda, como Thomas Edison o Walt Disney; y exotropía –estrabismo divergente– intermitente. De esto último, la tridimensionalidad de “La última cena”, “La Mona Lisa”, y otras obras religiosas o profanas.
Del siglo XVI al XIX. ¿Norma musical?
Entre los siglos XVI a XIX, nos encontramos con eminentes personalidades de la música, la literatura, la pintura o la ciencia que presentan alguna dis-capacidad.
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), creador de 626 composiciones, entre ellas 23 óperas, 20 misas, 49 sinfonías, 66 arias y 27 conciertos para piano, convivió siempre con el don de una inspiración especial y la versatilidad de su carácter. De salud delicada –eritema nudoso, reumatismo articular, fiebre tifoidea y viruela a los 11 años–, se cree que padecía el Síndrome de Tourette, con tics musculares y fónicos, coprolalia, coprografía y fases obsesivas, depresivas e hiperactivas.
Ludwig van Beethoven (1770-1827), último gran representante del clasicismo alemán, compuso sinfonías, oberturas, conciertos, sonatas, ópera y música vocal… Progresivamente sordo en sus últimos años, la película Copying Beethoven (2006) refleja, con gran lirismo, cómo estrena su Novena Sinfonía gracias a su copista y asistenta, entre emotivos aplausos de un auditorio a rebosar.
Tampoco la enfermedad mental de Robert Schumann (1810-1856), esquizofrenia o daño cerebral, restan pasión, drama o alegría, tan propios del romanticismo, a su obra. La compenetración con su esposa, la pianista Clara Schumann, da buena muestra.
El tema, apasionante y desconocido tantas veces, me desborda. En mis próximos artículos en este blog trataré de las disciplinas antes citadas (literatura, pintura, ciencia) entre los siglos XVI y XIX, desde las capacidades diferentes de sus creadores. Así como de casos sobresalientes en los siglos XX y XXI.
Continuará…
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