En un mundo cada vez más necesitado de novedades, de instrumentos que puedan mejorar sus perspectivas vitales, el que se pone como bandera la sostenibilidad como elemento que debe sustentar cualquier propuesta tecnológica, nos preguntamos dónde queda la persona, el ser humano. Dicho de otra forma cuando se proyectan, planifican, se elaboran estas tecnologías ¿se tiene en cuenta a la persona sobre la cuál va actuar esa tecnología?
Si nos paramos esta premisa debemos identificar, en cada una de ellas, dos factores que ponen a la persona en el centro de la finalidad de la tecnología: verdad y utilidad.
Como escribe un buen amigo en su blog “Rincón de VAG”, en estas consideraciones se apoya también el cómo interpretamos y manifestamos la dignidad de las personas, de cada persona. En su entrada “Dignidad: Entre verdad y utilidad” hace unas muy interesantes reflexiones sobre estos dos términos, que voy a interpretar para mostrar cómo también ayudan a humanizar.
La verdad supone integridad personal, coherencia, nos hace auténticos frente al otro. La utilidad es más pragmática en la aplicación de los conocimientos y principios en los desafíos de la vida cotidiana, si bien es cierto que en su aplicación tiene que haber una cierta flexibilidad para adaptarse a la vida cotidiana, es lo que Aristóteles llamaba prudencia.
Por eso ante cualquier propuesta de las llamadas de Inteligencia Artificial deberíamos preguntamos por cómo cumplen con estas dos premisas. ¿Es veraz lo que ofrecen?, ¿puede tener sesgos que desvirtúen los resultados? ¿tiene una utilidad real en la aplicación para las personas, o es más un ejercicio de marketing con poco recorrido?
Pero si nos centramos en las relaciones personales, podemos entender que nuestra relación puede ser humanizante al considerar la dignidad de la persona, pero no desde una perspectiva teórica, sino práctica, porque demostramos la importancia del respeto por la dignidad cuando actuamos desde la verdad y la utilidad, en el sentido que nos propone VAG, estos dos elementos deben estar presentes, de inicio, en cada relación humana: “La verdad en la comunicación interpersonal establece las bases para relaciones genuinas y respetuosas, contribuyendo a una red de conexiones humanas que honran la dignidad de cada individuo. Sin embargo, la utilidad, con su enfoque práctico, permite adaptar la comunicación a contextos específicos, evitando malentendidos y preservando la armonía en las interacciones sociales”.
Desde aquí unos elementos para hacer nuestra relación más humana.
Por Javier Rivas Flores, médico
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